La era digital, o era de los nuevos medios de comunicación, se caracteriza por el rápido crecimiento de las tecnologías innovadoras y su uso activo en la vida cotidiana.
Sin embargo, al mismo tiempo, también hay tendencias negativas. Científicos de todo el mundo han observado un declive de la inteligencia humana. En 2000, se alcanzó un IQ medio de 90,31. Los investigadores prevén que en 2025 será incluso inferior, del 86,67. Los científicos dan la voz de alarma, ya que creen que en sólo 150 años la inteligencia de un adulto estará al nivel de la de un niño de 9 años. Averigüemos por qué las puntuaciones de inteligencia están disminuyendo rápidamente y si podemos aprender a pensar racionalmente en el mundo actual.
¿Cómo es pensar racionalmente? Principios básicos
La palabra «racionalidad» en latín significa razón. Esto significa que una persona que piensa racionalmente se guía por la lógica y el sentido común en sus pensamientos y acciones. Evalúa la situación de forma objetiva e imparcial, percibe la información adecuadamente, busca las mejores formas de resolver el problema. Una persona racional también pretende tomar sólo las decisiones correctas y alcanzar los objetivos fijados. Esta es la forma más eficaz de pensar, porque la persona confía en su propio intelecto, analizando los riesgos probables y las posibles consecuencias. Así, las emociones y la excitación innecesaria, que pueden confundir y empujar a una decisión equivocada, no se tienen en cuenta y quedan relegadas a un segundo plano. Sólo un enfoque constructivo de un problema lo resolverá de la forma más beneficiosa para ti.
Averigüemos con más precisión qué otros atributos posee una persona con un tipo de pensamiento racional:
Una mirada al futuro. Una persona con una mentalidad racional siempre está a la espera de nuevas oportunidades y perspectivas. Sin embargo, es importante recordar que sigue siendo inherente al análisis de situaciones similares anteriores y al balance. Lo más importante es no quedarse en el pasado y no olvidar el plan estratégico para el futuro. Si quieres ser más racional, intenta ir siempre un paso por delante.
Reflexiona sobre las consecuencias. Antes de decidir nada, una persona con una mentalidad racional hará sin duda una lista de todos los pros y los contras. Prestará especial atención a las consecuencias de su elección porque de ella dependerán sus acciones futuras.
Comprender la causa raíz. Antes de hacer nada, entiende por qué quieres hacerlo. Nada ocurre porque sí, así que es importante ser consciente del propósito último de tus acciones.
Sujeción. Las personas racionales no permiten que prevalezcan sus emociones. Para tomar la decisión correcta, hay que mantener una mente sobria y clara, demasiada emocionalidad puede ser un serio inconveniente.
Aprender nuevas habilidades. Una persona con un modo de pensar racional está constantemente en proceso de aprender algo nuevo. Así, sabe dónde encontrar la información necesaria, cómo aprender rápidamente tal o cual habilidad en un breve periodo de tiempo y, en consecuencia, puede hacer frente a cualquier problema.
Gestión del tiempo. Llevar una agenda profesional o un planificador diario, cumplir los plazos, controlar la eficacia de su propia actividad… todo ello es prioritario para una persona con un tipo de pensamiento racional.
Percepción de las críticas. Una persona racional siempre reacciona adecuadamente a las críticas y valora con sobriedad esas u otras observaciones en su discurso. Los utiliza en beneficio de la consecución de sus propios objetivos.
La relación entre el pensamiento racional y las puntuaciones de IQ. ¿Cómo se pone a prueba la inteligencia?
Durante mucho tiempo se ha pensado que cuanta más información tiene una persona, más fácil le resulta pensar racionalmente y tomar decisiones bien informadas y meditadas. Pero ahora que la mayoría de la gente tiene acceso a todo tipo de información, conocimientos de todos los ámbitos de la vida y tecnología innovadora, nos encontramos con que muchas personas hacen el mismo tipo de cosas irracionales y toman decisiones precipitadas. Por ejemplo, los científicos han descubierto que una mayor inteligencia no implica decisiones más lógicas, y viceversa: un coeficiente intelectual bajo no significa una falta total de pensamiento racional. Resulta que la inteligencia es únicamente tu conocimiento, y la racionalidad son las habilidades prácticas y la capacidad de aplicar ese mismo conocimiento en la acción.
Mucha gente conoce el test de inteligencia, que determina el cociente intelectual, pero puedes comprobar tu nivel de pensamiento racional con diversos tests en línea, como el Inventario Experiencial Racional (REI) de Epstein. Está diseñado para medir el grado de expresión de dos estilos de pensamiento: racional-analítico e intuitivo-experiencial. Sin embargo, se sabe que tanto el coeficiente intelectual como el nivel de pensamiento racional de la gente moderna están disminuyendo rápidamente.
¿Por qué bajan las puntuaciones del coeficiente intelectual y el pensamiento racional y se imponen las emociones?
El rápido desarrollo de los medios de comunicación, la tecnología digital y las redes sociales ha facilitado mucho la vida a la gente moderna. Ya no tenemos que inventarnos todo tipo de medios para encontrar la información que necesitamos o satisfacer tal o cual necesidad. Esta redundancia tecnológica e informativa ha llevado a la sociedad a un estado pasivo y de inteligencia reducida, y ha contribuido a la aparición de posverdades (datos distorsionados que se hacen pasar por reales y válidos para manipular la conciencia de las masas). Esto ha sido posible porque la gente ya no es capaz de juzgar y verificar la información con sensatez debido a su constante aumento y velocidad de difusión.
La capacidad crítica y la racionalidad del pensamiento de la sociedad disminuyen constantemente en un campo de información tan diverso y a gran escala, por lo que la emocionalidad pasa a primer plano. Es bien sabido que las personas más susceptibles a las emociones son más fáciles de manipular. Así, cualquier marca, sus productos y servicios pueden venderse apelando a los sentimientos de sus clientes potenciales. Existen incluso técnicas especiales de marketing que se basan en las emociones y los instintos humanos básicos. Por ejemplo, crear una alternativa aterradora (el eslogan «Vota o pierde») o utilizar la intriga para despertar el interés trivial de una persona. Los anuncios también suelen retar a los clientes de una forma peculiar y «les toman el pelo» como a niños (por ejemplo, «Ponte a prueba»). En la mayoría de los casos, estos juegos emocionales pasan desapercibidos para los compradores por falta de capacidad de pensamiento crítico racional.
Las redes sociales también han influido en la excesiva emotividad de la sociedad. En primer lugar, la gente tiene ahora la oportunidad de expresar abiertamente sus opiniones sobre cualquier tema. Así, los comentarios en las redes sociales son principalmente emocionales; la gente no se guía por los hechos y ni siquiera se esfuerza por ser objetiva en el espacio virtual. Además, la plataforma de Internet se ha convertido en una forma cómoda de expresar la agresividad u otras emociones negativas, una especie de manera de demostrarse a uno mismo. El consumidor de contenidos absorbe esta basura de información y reacciona ante ella principalmente a nivel sensorial.
El propio contenido también ha desempeñado un papel. Hoy en día, Internet está repleto en mayor medida de información entretenida. Este tipo de material rara vez tiene un impacto positivo o mejora la actividad intelectual. La presentación de la información también ha influido en el declive del pensamiento crítico. Se ha vuelto más conciso y lacónico. Si el texto que se ofrece es voluminoso y detallado, la atención del público sólo basta para leer la introducción del material, un par de líneas del medio y el final para saber cómo acaba todo. Así, la mayoría de los consumidores modernos tienen una necesidad drásticamente reducida de libros, material de investigación detallado y un aprendizaje más profundo sobre algo nuevo. Muchos se quejan de falta de concentración y atención distraída, y en situaciones de estrés sucumben al pánico y a los pensamientos ansiosos en lugar de actuar de forma constructiva y racional. Pero no todo está perdido: el pensamiento crítico puede entrenarse.
¿Cómo se desarrolla el pensamiento racional?
Para desarrollar la racionalidad y el pensamiento lógico, hay algunos consejos sencillos:
- Resuelve problemas de lógica y rompecabezas. Para mayor comodidad, puedes descargar cualquier aplicación en tu smartphone y distraerte varias veces al día resolviendo problemas mentales. Al principio te llevará mucho tiempo y esfuerzo, pero con el tiempo verás los primeros resultados.
- Analiza y evalúa la información que recibas con ojo crítico. Basta con que escudriñes lo que ves o lees. Es probable que encuentres algunos errores lógicos o incoherencias. Identificar esos errores te ayudará a pensar de forma crítica en el futuro y a evitarlos en tus propias actividades.
- Comparte tus opiniones sobre el material que has estudiado. Es posible que en tu comunidad haya personas con las que puedas comentar lo que has leído o debatir sobre determinados temas. Siéntete libre de compartir tu opinión y recuerda asegurarte de que está bien razonada y respaldada por hechos.
- Lee más. Para comprender mejor las leyes de la lógica y el pensamiento racional, puedes leer varios libros. Por ejemplo, empiece con la obra seminal del profesor de psicología Keith Stanovich, «Pensamiento racional. Lo que los tests de aptitud no miden».
- Escribe tus pensamientos. Lleva un diario con cuidado e intenta anotar todas las ideas que se te ocurran, analiza con detalle distintas situaciones y acontecimientos y argumenta a favor de una determinada decisión.
Si la sociedad, junto con las últimas tecnologías, vuelve a utilizar su propia mente, analiza la información que se ofrece, comprueba su validez y está siempre «en guardia», prevalecerá una era de racionalidad y pensamiento crítico. La capacidad de las personas para trabajar con la información hará que el contenido sea mejor y más verificable. Lo principal es recordar que hay que adoptar una actitud crítica ante cualquier material y comprobar la autenticidad de los hechos.
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