Hoy en día, oímos en todos lados que todo profesional necesita desarrollar habilidades blandas y duras para labrarse una carrera de éxito y seguir siendo competitivo en el mercado laboral. Pero, ¿a qué nos referimos exactamente con estos conjuntos de habilidades?
En términos sencillos, las habilidades duras son necesarias para una profesión concreta, es decir, conocimientos y habilidades profesionales estrechos. Pero trabajes donde trabajes, las habilidades duras no serán suficientes: en el mejor de los casos, sin las habilidades blandas, no te reportarán los beneficios esperados y, en el peor, corren el riesgo de socavar tu reputación profesional. ¿Qué son las habilidades blandas?
Son habilidades universales «de apoyo», como la capacidad de negociar, el trabajo en equipo, el pensamiento creativo, la adaptación rápida en circunstancias difíciles, etc. En otras palabras, las habilidades blandas pueden considerarse habilidades superprofesionales que te ayudan a resolver tareas independientemente del lugar y el ámbito de tu trabajo.
Sin embargo, lo que mucha gente no sabe es que cualquier habilidad humana -tanto «dura» como «blanda»- se desarrolla sobre la base de metahabilidades, no por sí sola. Descubramos qué son en la práctica y por qué son tan necesarias.
¿Qué son las metahabilidades y en qué se diferencian de las habilidades blandas?
Las metahabilidades son la base de conocimientos, capacidades y experiencia de una persona sobre la que se construyen todas las habilidades blandas y duras (soft y hard skills) adquiridas a lo largo de la vida. De las metahabilidades depende su realización y aplicación competente.
La principal diferencia entre las metahabilidades es que son mucho más amplias y abstractas que otras categorías de habilidades. Sin embargo, a menudo se confunden con las habilidades blandas. Así que vamos a explicar la diferencia con ejemplos. La planificación es, sin duda, una habilidad blanda, pero la capacidad de anticiparse a los posibles cambios de la situación y ser capaz de ajustar los planes a tiempo es una metahabilidad. Del mismo modo, encontrar la información adecuada es sólo una habilidad blanda, mientras que la metahabilidad de apoyo sería la capacidad de encontrar vínculos entre los datos y analizarlos.
Así pues, las metahabilidades se consideran fundacionales y constituyen una plataforma para desarrollar y mejorar habilidades más concretas y específicas. Para entender mejor en qué se diferencian las habilidades blandas de las metahabilidades, recomendamos el programa «Soft skills para los altos directivos. Habilidades clave para el éxito a largo plazo en cualquier iniciativa». Durante la formación aprenderás las sutilezas del pensamiento estratégico y analítico, aprenderás a gestionar los conflictos en un equipo y comprenderás cómo ajustar los procesos de trabajo a la nueva realidad y aumentar la capacidad de viabilidad de la empresa.
Qué metahabilidades todos necesitan
Aún no existe una clasificación clara y ordenada de las metahabilidades, pero hay varias metahabilidades universales que son útiles para cada uno de nosotros. Entre ellas están la conciencia y la atención plena, la objetividad, la aceptación de uno mismo y de los demás, y la integridad de la percepción de la realidad. Profundicemos en cada una de las metahabilidades y repasemos algunas otras metahabilidades básicas importantes:
Inteligencia emocional
Es la capacidad de reconocer, sobre todo, las propias emociones, así como las emociones, sentimientos, deseos y motivos de los demás. Una inteligencia emocional desarrollada permite alcanzar objetivos y tener éxito en la carrera y en la vida personal. Es la base que te ayudará a interactuar con la gente de forma competente, mantener siempre la situación bajo control, resolver problemas de cualquier complejidad y seguir siendo siempre productivo. Aunque muchos coaches y psicólogos de crecimiento personal se refieren a la inteligencia emocional como una habilidad blanda, no se puede negar que esta habilidad es la base para desarrollar habilidades adicionales y competencias puramente profesionales. La inteligencia emocional afecta especialmente al desarrollo de la empatía, es decir, la capacidad de ponerse en el lugar de otra persona, de imaginar sus sentimientos y pensamientos, lo que facilita enormemente el establecimiento de relaciones duraderas y la consecución de los propios objetivos.
Conciencia
Comprender qué estás haciendo y por qué, cuál es tu objetivo final y si merece la pena gastar tu tiempo y tus recursos puede ayudarte a distribuir tu energía y conseguir los resultados que deseas. La conciencia también puede definirse como la unidad de tus pensamientos y acciones. Esto puede comprobarse haciéndose preguntas como: «¿Qué es lo que realmente quiero?», «¿Realmente necesito esto?», «¿Cuáles son mis sentimientos ahora y por qué?», «¿Qué me ha hecho reaccionar así?», etc. Además, la conciencia te permitirá mantener la motivación y no perderte en la interminable carrera profesional. Y si algo ha salido mal, ser consciente de tus propias reacciones te ayudará a parar y analizar la situación. También te ayudará a mantenerte en contacto con la realidad y a controlar tus sentimientos, emociones y acciones.
Puedes obtener más información sobre cómo desarrollar la atención plena y convertirla en parte de tu vida en el curso «Conciencia – estilo de vida. El camino hacia tu propia felicidad». Durante el curso aprenderás prácticas eficaces para conocer tu mundo interior y lograr el equilibrio, comprenderás cómo desarrollar la habilidad de la concentración para percibir correctamente la realidad y aprenderás ejercicios que te ayudarán a alcanzar el equilibrio emocional.
Autenticidad
Otra metahabilidad íntimamente ligada a la conciencia es la autenticidad, es decir, la capacidad de preservar el propio “yo” y el propio mundo interior único en cualquier circunstancia. En todas las actividades, no sólo en el trabajo sino en la vida, es importante escucharse a uno mismo, tomar decisiones basadas en las propias preferencias y tener siempre un punto de vista que sólo puede cambiar con información válida y contrastada. ¡No tengas miedo de expresarte como quieras! Aunque a alguien le puedas parecer extraño, lo principal es que te sientas cómodo, y entonces tu organicidad, naturalidad y autenticidad resultará atractiva para compañeros, amigos y familiares.
Aceptarse a uno mismo y a los demás
Esta habilidad tiene mucho que ver con la conciencia y tu autenticidad, porque es la comprensión de ti mismo y de tu mundo interior lo que te permite aceptar todos tus defectos, valorar tus puntos fuertes y trabajar en tus puntos débiles. Lo mismo se aplica a tu entorno. Recuerda ser tolerante y sentirte cómodo con reglas, normas y modales diferentes a los tuyos.
Percepción integral de la realidad
Esta habilidad permite ver el mundo como un todo, es decir, como una imagen única, teniendo en cuenta todos sus entresijos y peculiaridades. El pensamiento integral es posible gracias a la capacidad de pensar estratégicamente, analizar acontecimientos, sistematizar datos y encontrar conexiones. Esto permite tomar las decisiones correctas, elaborar planes estratégicos a largo plazo y anticiparse a los acontecimientos.
Objetividad
Precisamente es la imparcialidad lo que permite percibir y evaluar adecuadamente la situación, seguir buscando salidas y pensar en todos los riesgos posibles. Esta metahabilidad es especialmente importante para los directores generales de grandes empresas, que son responsables de la causa común. Por tanto, las emociones y las valoraciones personales no tienen cabida aquí.
Formación continua o aprendizaje a lo largo de la vida
Es un proceso de autodesarrollo continuo especialmente importante para el desarrollo de habilidades duras. El aprendizaje permanente ha sido durante mucho tiempo una necesidad para mantener y desarrollar todo tipo de habilidades, para seguir siendo un profesional solicitado y competitivo y para promocionar los propios servicios en el mercado laboral. Es esta habilidad la que se convierte en la base o fundamento para desarrollar la adaptabilidad y el pensamiento crítico. Además, la consecuencia del aprendizaje permanente es la capacidad de hacer frente al miedo a equivocarse y de afrontar eficazmente el estrés.
Mentalidad de crecimiento y productividad personal
Esta metahabilidad es similar a la anterior e implica un proceso constante de autodesarrollo. Sin embargo, la esencia de esta habilidad es ver nuevas oportunidades en cualquier situación, incluso en las más desesperadas. Se puede desarrollar tratando de analizar los acontecimientos más a menudo y haciéndose preguntas como: «¿Qué salió mal?», «¿Cómo se puede arreglar?», «¿Qué debo hacer para evitar cometer errores similares en el futuro?». Es decir, este es el método de reflexión más óptimo y eficaz, trabajando en la esencia del problema. Así, la mentalidad de crecimiento y productividad te permite desarrollar habilidades blandas y duras adicionales de forma más rápida y eficaz.
La habilidad de aceptar el cambio en la vida
Esta habilidad puede facilitar mucho la vida y el trabajo en un mundo acelerado y cambiante. Sin embargo, es importante encontrar un equilibrio: no pierdas la confianza en ti mismo y en tus competencias, en el futuro y en la relevancia de tu profesión, pero no esperes que tus tareas y responsabilidades profesionales sean las mismas durante toda tu vida. Comprende que absolutamente todo es cambiante. Por eso es importante aceptar que el cambio es inevitable y afrontarlo con entusiasmo, no con miedo ni añorando los viejos tiempos.
Así pues, las metahabilidades te permiten controlar no tanto lo que ocurre a tu alrededor como tu reacción ante ello, y sacar el máximo partido de tus circunstancias y tus propias habilidades. Recuerda que todo está interrelacionado, y que para construir una carrera profesional realmente exitosa y estable no sólo necesitas las conocidas habilidades blandas y duras, sino también las metahabilidades. Sobre todo, la conciencia, que te permitirá desarrollar otras metahabilidades en el futuro. Puedes obtener más información sobre cómo equilibrar tu vida y encontrar la armonía en el curso «El camino hacia la armonía. Alcanza los objetivos más deseados».